La final del torneo Anual de la Liga Tucumana de Fútbol terminó empañada por graves incidentes dentro y fuera del estadio de La Ciudadela. Tucumán Central venció 1-0 a Concepción FC y se consagró campeón, pero el festejo quedó marcado por polémicas arbitrales y escenas de violencia que nada tienen que ver con el espíritu del deporte.
El único gol del encuentro llegó en los primeros minutos a través de Nelson Martínez Llanos. A partir de allí, el partido se volvió tenso: Concepción FC logró el empate, pero la jugada fue anulada por un presunto fuera de juego que generó fuertes reclamos. Minutos más tarde, Tucumán Central convertía el segundo, pero también fue invalidado por una supuesta falta previa, lo que encendió aún más los ánimos.
La tensión derivó en roces constantes, caída de proyectiles y expulsiones. El clima se tornó insostenible y, antes del pitazo final, se registraron empujones, discusiones con la policía y enfrentamientos verbales con el árbitro. En las tribunas, hubo corridas y momentos de descontrol.
Dentro del estadio, la policía utilizó balas de goma para dispersar a hinchas de Concepción FC, que protestaban por el arbitraje y el resultado.
La violencia continuó en el exterior, especialmente en la zona de avenida Roca, donde se produjeron cruces entre simpatizantes de ambos equipos: mientras los hinchas de Tucumán Central se dirigían a Villa Alem para celebrar, los de Concepción intentaban volver hacia el sur de la provincia. Las corridas, los enfrentamientos y el caos marcaron el cierre de una jornada que debería haber sido una fiesta del fútbol tucumano.
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