La Ley 27.705 contemplaba dos universos de personas:
- Quienes ya alcanzaron la edad jubilatoria (60 las mujeres, 65 los hombres) y no contaban con los aportes suficientes. Este grupo ya no podrá acceder a la jubilación ordinaria a través de la moratoria caduca, y tendrá que esperar hasta los 65 años para acceder, en su defecto, a la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), con un haber equivalente al 80% de la jubilación mínima.
- Los trabajadores activos que están a 10 años o menos de cumplir la edad jubilatoria (mujeres entre 50 y 59 años y hombres entre 55 y 64), y que proyectan no llegar con los 30 años de aportes. Para este sector, la ley sigue vigente y podrán seguir cancelando aportes hacia atrás a través de un plan de pagos que les permita acceder a la jubilación plena cuando cumplan la edad requerida.
La preocupación, según advirtió ANSES, es mayor en el caso de las mujeres. Muchas cumplen 60 años sin los aportes necesarios y no podrán jubilarse salvo que inicien ahora el trámite bajo la parte aún vigente de la Ley 27.705. De lo contrario, deberán esperar cinco años más para acceder a la PUAM, con menor cobertura y sin derecho a pensión.
La Ley 24.476, conocida como Plan de Deuda Previsional, continúa vigente, aunque con importantes limitaciones. Permite “comprar” años de aportes faltantes, pero sólo aquellos comprendidos entre los 18 años de edad de la persona y septiembre de 1993. Por eso, los años que puede cubrir son cada vez menos.
Un hombre que hoy cumple 65 años, por ejemplo, sólo podría saldar hasta 15 años con esta ley, por lo que debe demostrar al menos 15 años de aportes reales después de 1993 para completar los 30 necesarios. En el caso de las mujeres que alcanzan los 60, el margen es aún menor: apenas 10 años pueden completarse por moratoria, por lo que deberían tener 20 años de aportes posteriores a 1993.
Se mantiene además el reconocimiento de años de aportes por hijos nacidos o adoptados, un beneficio exclusivo para mujeres, que sigue vigente como herramienta complementaria para alcanzar los años requeridos.
Desde ANSES advirtieron que la falta de aportes previsionales es un problema que comienza mucho antes de alcanzar la edad jubilatoria. Por eso, se alienta a quienes trabajan por cuenta propia y no están inscriptos, a adherirse al monotributo para realizar aportes regulares. Esto no sólo garantiza una jubilación futura, sino también el acceso a obra social y asignaciones familiares, si corresponden.
La jubilación por moratoria, que fue durante años una puerta de acceso a un retiro digno para millones, comienza a cerrarse, y lo hace con consecuencias previsibles: más personas desprotegidas, y un horizonte más incierto para quienes no han podido insertarse en el empleo formal.
En este contexto, los especialistas advierten que es urgente debatir reformas previsionales de fondo, que contemplen la realidad laboral de amplios sectores de la población, en especial de las mujeres y los trabajadores informales, para evitar que la exclusión previsional se convierta en la regla.
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